MEDITACION

Del  mundo de los posibles
pasé a este mundo mortal.
Fue elegida mi existencia
y alguien me obligó a cruzar,
sin mediar consulta previa
a mi libre voluntad.
¿Sería el  amor o el destino,
o tal vez sería el azar?
Ignoro cual de los tres
está en la entrada diciendo
con infinito poder:
“este sí y aquel también”.
Soy una estrella fugaz
que apenas pasa un momento
por dos inmensos misterios:
eternidad y universo.

Yo no sé de dónde vengo
ni siquiera a dónde voy.
Sólo sé  que pienso y siento;
soy consciente de que soy.
Sé que estoy en este mundo
ajeno a mi voluntad,
y cuando al final me vaya
no valdrá mi libertad.




Es cierto que nada fui
y que ahora poco valgo.
No sé qué seré después,
si de mi ser cruza algo,
como espero, al otro lado.

Sólo puedo ser consciente
de que existo,  soy y estoy,
y de que vivo el presente.

Si  formo parte del cosmos
sin saber por qué será,
cuál es y dónde está el ser
que me sacó de la nada,
me puso en el escenario,
y antes de acabar la escena
me cambiará el decorado.

Soy materia universal
con algo que piensa y siente.
El ser que puso en mi mente
un alma espiritual,
tal vez también me dejara
una semilla inmortal,
que dé sentido a mi muerte.

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