LOS NARANJOS DE MI CALLE

Los naranjos de mi calle
van calle abajo… soltando
suspiros blancos de azahar
y aromas de enamorados.

Mes de abril y mes de mayo,
dos regalos que los dioses
van dejando por mi calle cada año.

Dos galanes aparecen
rondando por la mi calle:
el azahar… y un galán
que  por las noches,
oliendo a perfume sale.

Mes de abril y mes de mayo,
un domingo por la tarde
la mujer sale a  la calle.
Va vestida de azahar,
pensando en los dos galanes.

Si tú no has visto en Valencia
en primavera nevar,
ven a mi calle, y verás
cómo nievan los naranjos
sus pétalos de azahar.

Y esta mañana de abril,
con la cara bien lavada
y las caricias del viento,
de azahar se llena el aire
y de pétalos  el suelo.
Banderas de tres colores
por mi calle van pasando:
fondo verde y flores blancas,
y asomando entre las flores,
tímidamente está el rojo
de las últimas naranjas.

Muy cerca de los naranjos,
malherido por el rayo
como el árbol de Machado,
enfermo está el álamo.
Transfusión de primaveras
le dan vida cada año.

Esta mañana he robado
a la rama de un naranjo
una ramita al pasar.
No fue inconsciente capricho,
fue un impulso… nada más.
Sentí la necesidad
de hacer mío el azahar.

Gloria y honor al naranjo.
Y pues… su fruto es divino,
Dios le creó en Valencia
al naranjo un paraíso

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