Los naranjos de mi calle van calle abajo… soltando suspiros blancos de azahar y aromas de enamorados. Mes de abril y mes de mayo, dos regalos que los dioses van dejando por mi calle cada año. Dos galanes aparecen rondando por la mi calle: el azahar… y un galán que por las noches, oliendo a perfume sale. Mes de abril y mes de mayo, un domingo por la tarde la mujer sale a la calle. Va vestida de azahar, pensando en los dos galanes. Si tú no has visto en Valencia en primavera nevar, ven a mi calle, y verás cómo nievan los naranjos sus pétalos de azahar. Y esta mañana de abril, con la cara bien lavada y las caricias del viento, de azahar se llena el aire y de pétalos el suelo. |
Banderas de tres colores por mi calle van pasando: fondo verde y flores blancas, y asomando entre las flores, tímidamente está el rojo de las últimas naranjas. Muy cerca de los naranjos, malherido por el rayo como el árbol de Machado, enfermo está el álamo. Transfusión de primaveras le dan vida cada año. Esta mañana he robado a la rama de un naranjo una ramita al pasar. No fue inconsciente capricho, fue un impulso… nada más. Sentí la necesidad de hacer mío el azahar. Gloria y honor al naranjo. Y pues… su fruto es divino, Dios le creó en Valencia al naranjo un paraíso |
LOS NARANJOS DE MI CALLE
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