CANCIÓN DEL DUERO

Río Duero,  Río Duero.
Romance de enamorados
escrito con versos nuevos,
que recojo en primavera
del vivero de mis sueños.
Versos frescos de ribera,
que voy dejando en tus aguas
para que lleguen al mar,
y que el mar también los lea.

Venturoso río Duero:
“Río de amores soñados”
te llamó Gerardo Diego.

Quiso el poeta dejarme
para que yo lo siguiera,
un camino interminable
de peregrina belleza.

De camino a Portugal
por tus aguas navegables,
un grupo de jubilados
de mirada navegante,
le plantamos cara al viento
en crucero inolvidable.

Un desfile de laderas
van bajando, río Duero,
por un lado y otro lado,
desde el azul de las cumbres
al azul de tu regazo.
Todas vestidas de verde,
verde oliva y verde claro,
con vestidos ondulados.

Se duplica la belleza
bajo el cristal de tus aguas,
cuando cruza, río Duero,
por delante de tu cara.

Entre azules y entre verdes
el paraíso en tus campos.
La proa riela el viento,
y allá arriba, allá en lo alto
el horizonte se asoma
y pone marco al encanto.

Son tus riberas, amigo,
emblema de tu estandarte;
el orgullo de tu herencia,
y un buen bocado de cielo
que ofreces al visitante.

Fue aquel día tan feliz,
que se quedó con derecho
para que nunca se olvide
en la lista de recuerdos.

Al acercarnos al mar,
tus orillas se perdieron.
Los olivos y viñedos
poco a poco se alejaron
de la estela del crucero.
Se fueron… pero quedaron
para siempre en mi  recuerdo.

Un mensaje de miradas
alegres,  pero en silencio,
dejábamos en tus aguas
al dejarte, río Duero.



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