Río Duero, Río Duero. Romance de enamorados escrito con versos nuevos, que recojo en primavera del vivero de mis sueños. Versos frescos de ribera, que voy dejando en tus aguas para que lleguen al mar, y que el mar también los lea. Venturoso río Duero: “Río de amores soñados” te llamó Gerardo Diego. Quiso el poeta dejarme para que yo lo siguiera, un camino interminable de peregrina belleza. De camino a Portugal por tus aguas navegables, un grupo de jubilados de mirada navegante, le plantamos cara al viento en crucero inolvidable. Un desfile de laderas van bajando, río Duero, por un lado y otro lado, desde el azul de las cumbres al azul de tu regazo. Todas vestidas de verde, verde oliva y verde claro, con vestidos ondulados. Se duplica la belleza bajo el cristal de tus aguas, cuando cruza, río Duero, por delante de tu cara. |
Entre azules y entre verdes el paraíso en tus campos. La proa riela el viento, y allá arriba, allá en lo alto el horizonte se asoma y pone marco al encanto. Son tus riberas, amigo, emblema de tu estandarte; el orgullo de tu herencia, y un buen bocado de cielo que ofreces al visitante. Fue aquel día tan feliz, que se quedó con derecho para que nunca se olvide en la lista de recuerdos. Al acercarnos al mar, tus orillas se perdieron. Los olivos y viñedos poco a poco se alejaron de la estela del crucero. Se fueron… pero quedaron para siempre en mi recuerdo. Un mensaje de miradas alegres, pero en silencio, dejábamos en tus aguas al dejarte, río Duero. |
CANCIÓN DEL DUERO
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