COMO DIOS MANDA

Es recoleto el jardín
frontero con mi gimnasio.
Sobre los restos de abril
sin apenas darme cuenta,
va creciendo el mes de mayo.
Corre la vida en las hojas,
vuela el amor en los pájaros.

De la fronda de una rama,
más que volando, jugando
con la brisa entre sus alas,
se desprende una pareja
libre, feliz y enamorada.

Con sus juegos "peligrosos"
desde el árbol a la hierba
y desde la hierba al árbol,
les va creciendo el amor
a estos negros pajarracos.

Ella pícara se esconde,
él disinula buscando:
salta alegre y picotea
por un lado y otro lado;
y al final, como Dios manda,
pico a pico se han besado.

Ella se niega a seguirle
al árbol que él ha volado,
y le canta desde abajo:
- si quieres algo de mi
tendrás que volver volando.

Nunca te alejes del fruto
del amor que has cultivado:
Elegante, provocante y sola,
no le faltarán requiebros
del galán que entre la hierba
galantemente se acerca.

Y a esta negrita bella
se le presenta un dilema:
volar al verde del árbol
o quedarse entre la hierba.

Es bonita distracción
que tengo en abril y mayo,
mientras yo sigo en la cinta
caminando... y caminando.


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