EL SILENCIO

¡Silencio! ¡Todo en silencio!
De puntillas yo me acerco
para escuchar el silencio.

Cinco líneas, cuatro espacios.
Todo negro o todo blanco,
pentagrama de silencios.
En él  cuelga los conciertos
de música y de belleza
el autor del universo.

Desde lo alto hasta el suelo
la noche siembra silencios:
Mientras duermen las estrellas,
silencio en el firmamento.
La noche queda en silencio
para el croar de las ranas,
para que ladren los perros.
Todo se queda en silencio
para poder escuchar
el lamento, en el alero,
de algunas  noches de invierno,

Los pinares, en sus copas,
están llenos de silencio.
Para conseguir romperlo
están la brisa y el viento.
El silencio y la montaña,
dos oasis, dos reservas
donde respiran felices,
mientras descansan, las almas.
Cuán fértil es el silencio,
pues todas las melodías
y todos los sueños nacen
y crecen en el silencio.

Hay un sonoro silencio
en el llanto de una madre,
en el corazón de un feto,
y entre relámpago y trueno.
Y en el adiós,  frente al mar,
cuando zarpa un marinero,
gritando queda el silencio.

A paz huele mi terraza:
hay silencio entre las flores,
silencio en mi corazón
y más silencio en mi alma.

Qué placer me trae el silencio
cuando llega, sin sentirlo,
a la sombra de mi parra.








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