Era una joven mañana
en luz de mayo encendida.
La primavera crecía
en los racimos de uva.
Y una joven golondrina
que de azabache vestía,
chorros de trinos lanzaba
al silencio, que dormía
a la sombra de mi parra.
Filtro de pámpanas verdes
lunares de sol pintaba
sobre un libro de romances
con amores y batallas.
Cerrado sobre una mesa,
como pájaro en su jaula,
libertad para volar
en silencio reclamaba.
Hierros negros del balcón
junto al verde de la parra.
Su tronco viene subiendo
desde el patio a la terraza,
donde puertas y ventanas
van sacando al exterior
el interior de la casa.
Yo no sé cuántos geranios
van floreciendo sin pausa.
Cómo les gusta a los pájaros
ir saltando entre mi parra.
Y en las noches de verano,
qué bien sienta la ensalada
al fresco de mi terraza.
Muchas noches las estrellas
y algunas noches la luna
se acercan como invitadas.
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