Goza de origen divino
el latido del amor.
Si este es humilde y sencillo,
¡qué grande es el corazón!
¿No es humilde? ¿no es sencillo el amor
que juega en el parque con los niños?
¿Cómo es el amor,
cuando vine del aroma de una flor prendido?
En la nana de una madre está el amor
y en el ramo de una novia va escondido.
¡Qué grande es el corazón
que reparte tanto amor!
Es tan elegante como sencillo
el amor, al vestirse en el otoño de amarillo.
Canto al amor que trasmite sin pasión
una cálida mirada.
También le canto al amor
de las flores sin jardín, sin jardinero,
en el verde de los campos olvidadas.
Y al pajarillo que llama cantando a su amor,
que responde con amor en otra rama.
Cuando el amor es tan sencillo y sincero,
el corazón se cubre siempre de silencios;
una lágrima puede servirnos de ejemplo.
El amor de la lluvia y el amor del viento,
que bañan y mecen
tantas hojas verdes,
por ser tan sencillos… no son menos ciertos.
…………………………..
Para otro amor, haré nuevos versos otro día.
Para el amor, que por amor no le importa dar la vida.
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SANTIAGO MARCO.- (15 / 5 / 2011)
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