EL FUTURO

Yo voy pegado al cristal
del tren en una ventana.
Los campos de ambas Castillas,
con piel curtida y cruzada
por veredas y cañadas,
contra el sol y contra el viento
vienen librando batallas,
que dejan suelos cubiertos
con amapolas que sangran
mientras cruzan por los campos
de camino hacia la nada.

O se aproxima o se aleja
el horizonte, cabalgando
veloz sobre las montañas:
si se acerca pasa huyendo,
se hace largo si se aleja.
Viene el futuro al presente
en los cables y en los postes
velozmente camuflado.


El tren me lleva al futuro
que día y noche he soñado;
si no consigo este sueño
tendré que seguir soñando.
Futuro, presente y pasado…
qué difícil distinguirlos
si en la ventana del tren
quisiéramos separarlos.

Mientras la tarde agoniza
un móvil está sonando.
Y una mujer a mi lado,
con su hija…, y de su hija después,
desea seguirme hablando:
- Mamá, otro día más en blanco;
otro día vuelvo a casa
sin encontrar un trabajo.
 La respuesta de la madre
 le advierte con voz de mando:
- Aunque vista de negro el futuro,
sea despierta… o sea soñando,
tienes que seguir, mi niña, luchando.

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