Yo voy pegado al cristal del tren en una ventana. Los campos de ambas Castillas, con piel curtida y cruzada por veredas y cañadas, contra el sol y contra el viento vienen librando batallas, que dejan suelos cubiertos con amapolas que sangran mientras cruzan por los campos de camino hacia la nada. O se aproxima o se aleja el horizonte, cabalgando veloz sobre las montañas: si se acerca pasa huyendo, se hace largo si se aleja. Viene el futuro al presente en los cables y en los postes velozmente camuflado. | El tren me lleva al futuro que día y noche he soñado; si no consigo este sueño tendré que seguir soñando. Futuro, presente y pasado… qué difícil distinguirlos si en la ventana del tren quisiéramos separarlos. Mientras la tarde agoniza un móvil está sonando. Y una mujer a mi lado, con su hija…, y de su hija después, desea seguirme hablando: - Mamá, otro día más en blanco; otro día vuelvo a casa sin encontrar un trabajo. La respuesta de la madre le advierte con voz de mando: - Aunque vista de negro el futuro, sea despierta… o sea soñando, tienes que seguir, mi niña, luchando. |
EL FUTURO
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